En pleno centro de la campiña sevillana y elevada sobre un promontorio privilegiado se encuentra la ciudad de Carmona. Desde época prehistórica pasando por romanos, musulmanes y la edad media, Carmona está marcada por muestras arquitectónicas de todas las épocas.

Lo mejor es dejar nuestro vehículo cerca del Anfiteatro y visitar, a primera hora de la mañana para evitar el calor, la Necróplis(Siglo I) y ver los numerosos enterramientos, entre los que destaca la Tumba del Elefante, así como numerosas pinturas.
Desde aquí y andando, pasado por la zona más comercial de la ciudad, nos dirigiremos hacía la Puerta de Sevilla, entrada a la zona monumental de Carmona. Sobre ella nos encontramos el Alcazar que debemos visitar donde destaca la Torre del Homenaje, subiremos a la Torre del Oro para ver una espectacular panorámica.

Adentrándonos en la ciudad por las callejuelas que se dirigen al Alcazar del Rey Don Pedro, hoy convertido en Parador, a izquierda y derecha encontraremos grandes Casas-Palacio y las populares tabernas. Podremos ir alternando la visita a estas monumentales casas y las tabernas, donde disfrutaremos de la arquitectura solariega sevillana y de cañitas de cerveza y exquisitas tapas para alternar cultura con gastronomía.
Llegamos a la Plaza de España centro neurálgico de vida y bullicio a mediodía y por la noche, cualquier bar será bueno para un primer refrigerio. Hacia la derecha encontraremos la Plaza de Abastos de estilo neoclásico con pórticos y lonjas donde se encuentran los puestos de frutas, verduras y pescados. Si vais por la mañana probar los churros que hacen en un pequeño puesto en un rincón del mercado.

Varias iglesias encontraremos en nuestro recorrido, destacando el retablo mayor de la Iglesia de San Bartolomé, y la Iglesia de Santa María, cuya Sacristía encierra un importante tesoro artístico, tallas románicas y orfebrería.

Si nos dirigimos al extremo sur encontraremos la Puerta de Córdoba, entrada desde cuyo mirador podremos ver los campos de labor de la Vega de Carmona.
Para terminar la visita nos dirigimos hacia el Parador para tomar un café en algunos de sus salones y así disfrutar de un momento de tranquilidad rodeados de muros que albergan historias de reyes.